miércoles, 29 de junio de 2011

Mi doctorando (al fin) lee la tesis...

Preparense porque esta entrada "manda huevos" ...
Hace como seis años un desconocido me pide que le dirija la tesis doctoral; por supuesto, yo le dije que comenzara a trabajar en un tema que, en aquel momento estaba siendo iniciado por otra persona, y ya veríamos si podía comprometerme yo a convertirlo en doctor o no.

Ay,ay, ay! qué error cometí; como siempre, me implico demasiado con las personas; creo lazos afectivos, de confianza, de amistad, etc. Al poco tiempo, resultó evidente que convertir en doctor a mi "posible doctorando" no iba a resultar sencillo. Efectivamente, tenía toda la voluntad del mundo, era fajado, lo que le encomendabas intentaba hacerlo; pero, ay, no he visto a nadie con menos talento para la investigación científica.

No creo que mi doctorando llegase jamás a entender en qué consistía exactamente lo que tenía que hacer. Eso sí, aprendió a manejar bien LaTeX. Era un incansable buscador de nuevos artículos y referencias relacionadas con sus tema de trabajo que, por cierto, nunca llegó a leer más allá del resumen.

Pues bien, después de años de denodado trabajo. Cada nueva publicación había de corregírsela concienzudamente. El temo de tesis me lo he tenido que leer página a página enmendando errores e insertando alguna "sustancia" donde sólo había "refritos" de otros trabajos mal digeridos. Como digo, fueron necesarias diez versiones de un artículo para que fuera "aceptado" en una revista de cierta categoría.revisión en una revista de cierta categoría. Y ahora, cinco versiones más para tener un nuevo artículo decente que siguiera las recomendaciones de los revisores.

Pues bien, después de este ímprobo esfuerzo para formarlo mínimamente, le insinúo que la tesis que va a leer es "regalada" y me salta diciendo que "a qué me refiero". En fin, la historia se vuelve a repetir, una vez que les has dado casi hecho el material que les permitirá conseguir realizar sus deseos: ser doctores, no sólo olvidan toda la ayuda, sin la cual no hubieran conseguido nada, sino que se convierten en tus mayores enemigos.

Este doctorando no es tan bueno como la otra ingrata. Así que, una vez que lea su tesis doctoral mañana y consiga, al fin, lo que tanto trabajo le costó, creerá que los conseguido es fruto únicamente de su esfuerzo y que no debe nada a nadie. En su pecado llevará la mayor penitencia: jamás conseguirá una publicación buena más del tema de la tesis que ahora va a presentar. Con la última publicación conjunta que, sin duda, será finalmente aceptada se acabó el tema de tesis y una línea de investigación que podría haberle reportado unos mínimos resultados consecuencia del extenuante trabajo que tuvo que realizar durante casi siete años.

Como en una fábula de la La Fontaine, terminaré diciendo: "quien intenta enseñar buena filosofía a quienes no tienen el talento necesario para crearla termina, en el mejor de los casos, ninguneado y quizás odiado como el "opresor" que les impidió llegar a reconocerse como genios".

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